Sôber - Blanco y Negro

casimuertes 1 y 2.

martes, 29 de junio de 2010

No se si será suerte, pero he salvado a la muerte más de las veces que puedo acordarme.

No solo nací azul, debido a mis ganas de complicarme la vida, enredandome el cordón umbilical por el cuello [casimuerte: 1]; sino que en mi vida, he pasado por más situaciones realmente raras. De vez en cuando os iré poniendo alguna.

Una de ellas fué esta:

[casimuerte: 2]Tenía unos 13 años. Era un verano realmente horrible. Soñaba con poder respirar debajo del agua, para no tener que salir nunca y no volver a soportar el puto sol de los cojones.

Juán Carlos y yo cogimos el camino de siempre hacia el Valle de Aubarca (Escorca), y nos paramos justo en un barranco donde se solía tirar, hace muchos años, la basura.

El barranco, de unos 25 metros de alto, recorría otros 20, con una inclinación realmente alta. Lleno de cristales de botella y electrodomésticos oxidados, acababa en una cascada de unos 50 metros de alto, directo al cauce del torrente.

Entonces, consideramos que, nuestra diversión de la tarde consistiría en encontrar huesos de oveja/cabra, y conseguirlos todos para montar nuestro propio esqueleto completo del animal (pongo "oveja/cabra" porque no sabíamos diferenciarlos...).

Una vez completada la búsqueda en las zonas mas altas, bajámos otra vez a la carretera con una bolsa más o menos llena. Casi todo eran costillas...

Al otro lado de la carretera, justo encima del barranco, había un terraplén de unos 4 metros de ancho, que recorría la carretera horizontalmente. Bajamos al terraplén y nos dispusimos a rastrearlo completamente. Entonces lo ví. Faltaba la mitad, pero era una pieza clave en nuestro puzzle animal. Una parte de mandibula sobresalía por encima de un arbusto, justo en la punta del terraplén. Sus raices se podían ver a simple vista, y asomaba su torso por encima del barranco.

Era sencillo llegar, no corría peligro.

Bajé hasta la punta del terraplén, pero aunque me agaché y casi arrastré, no conseguía llegar a coger la mandibula. Entonces, con paso firme y suicida, caminé por el último trozo de tierra que, sutilmente, las raices aguantaban. Cogí la mandíbula y mi gozo duró lo mismo que la tensión de las raices y mi peso, 0,2 segundos. La tierra se desprendió a mis piés, la mandíbula voló, y en un acto reflejo que ni siquiera entiendo, me agarré, con una mano, a las raices del arbusto.

Mientras mis piés bailoteban en la nada, mi brazo me estaba matando. Con el otro, intenté vagamente llegar al tronco, pero cada movimiento me hacía perder unos valiosos milimetros en las raices. Era cuestión de momentos, que mi mano finalmente se desprendiera y cayera en una suma de metros y piedras, hasta acabar estampado en alguna roca curva del torrente, a unos 100 metros mas abajo.

En ese momento, el ser mas miedoso, más cagao, más negado para la montaña, más llorón, más torpe y más leal; Juan Carlos, bajó corriendo por el terraplén y me cogió del brazo justo cuando mi mano,dejaba libre la raiz y me dejaba a merced del vacio.

Al ponernos de pié, subimos corriendo hasta la carretera, con el susto aún encima. Nos quedamos justo en el muro que separa la carretera y terraplén. Apenas podíamos ver por encima del muro.

En ese momento, una voz nos habló. No era una voz normal. Tampoco era diós. Era una voz sorda, casi un susurro. Miramos hacia arriba y vimos un señor de unos 70 años aprox. con una extraña tapa con rejilla en la nuez. La voz sonaba metálica y realmente inquietante. Nos dijo entre susurros e intentos vagos de coger aire:

- Id con cuidado. El año pasado aquí se mataron 2 chicos de vuestra edad.

En una palabra: petrificados.
Ni siquiera nos movimos, respiramos o dijismos algo.

El hombre se fué sin avisar y nos quedamos realmente cagados. ¿Que coño era lo de su garganta? Tenía como una rejilla ¿Se debe poder ver dentro? ¿Porqué esa voz? ¿Era un extraterrestre?

No recuerdo haber tenido miedo del barranco. Ni siquiera cuando comprendí que mi única salida era agarrarme a lo que sea una vez hubiera caido en el barranco. Pero si recuerdo el miedo que me produjo ese hombre, su voz y su única frase.

Durante semanas, la teoría del extraterrestre fué cobrando valor entre nuestros amigos, hasta que algún padre le contó a su hijo sobre el cancer de garganta y nuestro recién conocido extraterrestre dejó de ser un misterio.

3 comentarios:

Misaoshi dijo...

No quiero ser cruel pero...

... me he partido imaginando la escena. Luego me he puesto seria.

Madre mía, ni en las mejores películas he leido tanta tensión, quizás porque es una historia real. Quizás me reía porque si no hubieras salido de ahí: no estarías escribiendo esto.

Y quizás me ha emocionado la historia y todo.

Además, nada más describir lo que tenía el señor en la garganta, me ha venido una imagen muy triste del abuelo de Sergio las pocas veces que le ví, aunque con un mecanismo más avanzado, de plástico y tal que no distorsiona tanto la voz. En paz descansen, puesto han pasado muchos años desde que viste a aquel señor no creo que siga avisando a niños en peligro (aunque tarde, claro, pero creo que si hubiera ido a más hubiera ido a socorreros... o al menos llamar a la policía para avisar que dos niños se han caido y que vuestros padres se enterasen antes de colgar carteles buscándoos).

...Un extraterrestre, aunque bien pensásteis, si no teníais ni p. idea que era eso.

Kurai dijo...

Y si hubiera dicho "yo soy tu padre" no veas, no??

En fin, me alegro de que te salvaras ^^

Eden dijo...

Misa: La verdad es que no sabíamos porqué hablaba así, ni que era lo de la gargante. Yo creo que después de tanto Dragon Ball y Arale, ya nos creíamos cualquier cosa xD

Y ya te digo, el susto que nos dió al aparecer de golpe, la imagen de su gargante y la voz que era como un susurro metálico, weno... me acojoné xD

Kurai: Yo me alegro un huevo xD