Sôber - Blanco y Negro

La mujer radiante

viernes, 25 de junio de 2010

Estaba, como cada mañana, gastando parte de la nómina, merendando al lado del curro.
Llevaba 20 minutos sentado, 1 periódico leído, y media taza de té verde con leche; cuando entra una pareja por la puerta. Una pareja normal y corriente. La mujer, de tez europea, sin poder discernir exactamente de donde, se aproximó a la barra. No era guapa, pero creo que no ligaba por ser guapa precisamente...

Durante largo tiempo no les hice caso alguno, hasta que el marido le propuso a la panadera, que probara con una cuchara.
H=Marido, M=Mujer, P=Panadera.

H - Si, tu déjame una cuchara y verás.
P - O_O (cara de: ¡que me estás contando!¡No me lo creo!)
H - ¡Que sí! Tu trae la cuchara.

Entonces el marido cogió la cuchara y se la puesto por encima del escote de la mujer.
Soprendentemente, la cuchara, al soltarla, no cayó al suelo (o al canalillo), sino que ¡se quedó pegada al cuerpo!

La panadera no se lo creía. Nosotros tampoco.

El marido aprovechó para convencernos, mientras le colocaba otras 4 cucharillas por encima del escote. Así que, ya nos tienes a 3 tías y 2 tíos, mirando un escote lleno de cucharas, mientras la mujer ponía cara de pensar "otra vez con el jodido truco de las cucharas..."

Todos miramos embobados, las cucharas, excepto un chico joven que le miraba las tetas. Creo que le miraba las tetas, porque dudo que las cucharitas provocaran una segregación anormal de baba. Y el la tenía.

La panadera soltó:

P- ¡Venga hombre!¿Esto es una broma, no?¿Donde está la cámara?

Ella realmente buscaba una cámara.

En esto, el marido nos contó, en un tono muy serio, una sorprendente revelación.

H- Es que mi mujer estaba en Ucrania, cuando hubo la explosión en el reactor nuclear de Chernobyl. Estaba a 90km, pero a causa de la climatología, los vientos tóxicos irradiaron el pueblo donde ella estaba. Se volvió magnética. Antes su magnetismo era muchísimo más fuerte, pero con el tiempo se ha ido debilitando.

Todos: O_O

Ahora todos buscábamos una cámara...

A los pocos minutos, fuimos invitados a tomar parte del experimento cucharil, y uno por uno, intentamos quitarle una cuchara, del escote de la mujer.

P- ¿No será por alguna crema que te pones, que se te quedan pegadas las cosas? -dijo seria.
Los demás: ¬¬ ... ... ...

La sensación de intentar coger un objeto metálico del cuerpo de una persona, y notar que, realmente algo tira de el, es verdaderamente extraño. No me quiero imaginar lo que pasaría si a alguien se le cayera un bote de chinchetas o de agujas de coser, a lado suyo...

La mujer, ahora ya sin cucharas, nos contaba un poco lo que vivió allí.

Mientras tanto, el tió baboso, le seguía mirando el escote. No se había dado cuenta que el experimento había acabado, y con ello, la excusa para seguir mirándole los pechos.

Y así es como conocí a vuestra madre (¡toma publicidad!), quiero decir, a La mujer irradiada.

Pero como queda mal, la llamaré La mujer radiante.

2 comentarios:

Kurai dijo...

Ya ves, qué fuerte... ¿y si llevaba un imán en el sujetador? xDD (Es broma, pobre mujer...)

Misaoshi dijo...

Qué curioso :)